La escasez es una estrategia efectiva para generar urgencia y motivar la acción del cliente. Esto siempre ha sido un clásico en el mercado. Y es igual de cierto que al limitar la disponibilidad de nuestro producto o servicio, creamos una mayor percepción de exclusividad y valor, y el miedo a la escasez o a la pérdida de oportunidad que puede impulsar la decisión de compra.
Hay formas éticas y sanas de crear esta escasez natural y necesaria que incremente el valor de nuestra oferta. Puede hacerse estableciendo plazos o cantidades limitadas para nuestras ofertas o promociones reduciendo su disponibilidad o realizando acciones comerciales que protejan el producto de faltas de calidad como es el caso de una conocida marca de bombones que no están disponibles durante el verano porque el calor afectaría a su calidad y textura.
Para ser honestos con nuestros clientes, y porque el tiempo, los materiales o las condiciones de una determinada oferta son realmente cambiantes y raramente estáticas, debemos comunicar la escasez de manera clara y convincente, podemos crear un sentido de urgencia que motive al cliente a actuar rápidamente y eso paradójicamente, va a aumentar la demanda, por lo que podremos alcanzar más rápidamente nuestros objetivos comerciales.
Es realmente una técnica comercial muy usada por muchas marcas y productos, porque además, al utilizar la escasez de manera ética y transparente, podemos construir confianza y credibilidad con nuestros clientes ofreciendo una sensación de seguridad, de garantía o de exclusividad.
En conclusión, al generar urgencia con ofertas limitadas, podemos aumentar la conversión y maximizar el retorno de nuestras campañas de marketing. Probablemente vendamos más y mejor, y desde luego como beneficio colateral, podemos optimizar la logística, el stock en almacenes y otros muchos factores de negocio relacionados con la concentración de operaciones.