Si conseguimos que nuestro producto sea asociado con valores positivos, vamos a aumentar su atractivo y estaremos generando una conexión emocional más profunda con los clientes.
Hay muchas formas de hacer que nuestra marca o nuestro producto se asocie a determinados valores. Podemos por ejemplo destacar que nuestro producto contribuye a causas benéficas o que promueve valores como la sostenibilidad, la igualdad o la innovación, que conlleva beneficios ambientales, energéticos o está relacionado con valores morales o sociales.
Una adecuada asociación de nuestro producto o marca con determinado conjunto valores positivos, hace que nos estemos diferenciando de la posible competencia y aumentar la percepción general de valor de nuestra oferta.
Hay que tener especial cuidado en conectarnos con valores positivos que todo el mundo comparta, huyendo de conexiones meramente ideológicas o tendencias polémicas. Debe tratarse de valores sólidos, agradables y comúnmente percibidos y aceptados por la comunidad. Al menos, por nuestro público objetivo y potenciales clientes.
Al alinear nuestro producto con las creencias y valores de nuestra audiencia, podemos construir relaciones más sólidas y duraderas con los clientes y también fomentar la sensación de pertenencia que terminarán de fortalecer nuestra imagen como marca, y generar ventas que tengan un impacto positivo en la sociedad de forma directa o indirecta.
Los valores positivos con los que tenemos que buscar asociarnos, deben tener sentido y relevancia dentro de nuestras políticas de empresa o del uso del producto o servicio que ofertamos. Lógicamente no tiene sentido alguno unirnos a la causa de salvar a las ballenas, si estamos vendiendo arpones de pesca.