Sería un grave error no hacer un seguimiento regular de tus inversiones, porque puede ocurrir que tengas que tomar decisiones financieras en cualquier momento, y éstas deben ser decisiones bien informadas que maximicen el rendimiento de tus inversiones. Evalúa periódicamente cómo están evolucionando tus activos, ya sea acciones, bonos, fondos mutuos u otros, y compara su rendimiento en el tiempo con lo que esperas de tus objetivos financieros o con los rendimientos estimados.
Utiliza herramientas tan básicas como una hoja de cálculo o tan sencillas pero potentes como las aplicaciones de seguimiento de inversiones y así podrás mantener un registro detallado de tus inversiones y de su desempeño a lo largo del tiempo.
Cuando estés evaluando el rendimiento de tus inversiones, considera ajustar tu cartera según sea necesario, ya que ese es en el fondo el objetivo de dicha evaluación. Si notas que ciertos activos no están alcanzando tus expectativas o que tus objetivos financieros han cambiado, no dudes en realizar cambios en tu cartera.
Esto puede implicar vender activos bajo rendimiento, diversificar tu cartera o buscar nuevas oportunidades de inversión que se alineen mejor con tus metas y tolerancia al riesgo.
No subestimes la importancia de evaluar y ajustar tus inversiones según evolucionen tus circunstancias y objetivos financieros, y no te obsesiones con una determinada inversión si percibes que no funciona como se esperaba. La flexibilidad es fundamental cuando hablamos de inversiones.