Para alcanzar metas comunes y fortalecer la economía del hogar, la principal herramienta consiste en realizar un plan financiero que involucre a todos los miembros de la familia, y que esté desarrollado de forma que todos lo comprendan y realicen su contribución al éxito de dicho plan.
No se puede hacer un plan sin entender el punto de partida, por tanto, se comienza evaluando los ingresos y gastos familiares, incluyendo deuda, valoración patrimonial, activos, oportunidades, sinergias que puedan existir y en definitiva, una foto lo más exacta posible de la economía familiar.
Una vez realizado este estudio, hay que establecer metas financieras claras y realistas, como ahorrar para unas vacaciones o pagar deudas.
Cuando tengamos clara la situación inicial y también tengamos claro qué objetivos queremos alcanzar, lo siguiente que haremos será distribuir las responsabilidades financieras y operativas entre todos los miembros de la familia según sus capacidades.
Este plan, como todo plan serio, deberá ser revisado y ajustado con regularidad para asegurar que todos se mantengan en el camino correcto y corregir posibles desviaciones.
En un plan financiero familiar bien estructurado ha de promoverse la cooperación y fomentarse la disciplina financiera, ya que esto siempre va a beneficiar a todos a largo plazo. Las ventajas de acometer un plan financiero en familia, residen principalmente en la sinergia colaborativa del grupo familiar, al empujar todos en la misma dirección de la consecución de los objetivos fijados, haciendo que la tarea de alcanzarlos sea un logro conjunto, mientras que el camino hacia dichas metas se despeja de obstáculos, y se reparte la carga de tareas y responsabilidades, haciéndolo también más llevadero que si es un sólo miembro de la familia el que tiene que soportar toda la carga financiera.