Siempre que se escucha hablar de delegación efectiva de tareas mediante su asignación a miembros del equipo, solemos obviar algo que es evidente, pero realmente importante, y consiste en saber asignar las tareas adecuadas a los miembros adecuados, ya que cada uno puede ser bueno en un aspecto distinto, bien por su propio carácter o por su conocimiento y habilidades personales.
Por lo tanto, asignar tareas adecuadas al equipo, debe ser algo que potencie y fomente el desarrollo profesional de nuestros colaboradores, pero que no vaya en contra de sus facultades o naturaleza. Es importante conocer el carácter y las capacidades de cada uno. Pero dentro de eso, cuando se alcanza a delegar responsabilidades adecuadas en las personas adecuadas, obtenemos tiempo de los ejecutivos para que puedan concentrarse en tareas estratégicas de mayor valor añadido
Por otra parte, un equipo empoderado con capacidad para asumir mayores responsabilidades y crecer en sus roles, va a aportar un buen ambiente de trabajo, fomentando la productividad y la colaboración. Además, siempre es uno de los motores de la motivación.
Cuando un colaborador recibe confianza para llevar a cabo tareas importantes y se le ha dado cierta capacidad de decisión sobre ellas, estamos fomentando en él un un sentido de responsabilidad dándole una sensación de autonomía. Esto no solo aumenta la eficiencia y la efectividad, sino que también fortalece la confianza y la relación entre el líder y los miembros del equipo.