Los ejecutivos ocupados a menudo se enfrentan a una carga abrumadora de responsabilidades que pueden dificultar la puesta en marcha o el seguimiento de un sistema de gestión efectiva del tiempo.
Es sin duda un desafío que hay que abordar, y que se puede comenzar delegando responsabilidades de manera estratégica. Al asignar tareas a miembros del equipo capacitados y confiables, los ejecutivos pueden liberar tiempo para concentrarse en actividades más prioritarias o de mayor valor añadido que requieren su atención directa.
Además de delegar responsabilidades, es importante establecer límites de tiempo para las tareas y reuniones. Al asignar marcos temporales específicos para cada actividad, los ejecutivos pueden aumentar su eficiencia y evitar la pérdida de tiempo en tareas menos importantes. Esto les permite dedicar más tiempo y energía a proyectos estratégicos que impulsan el éxito organizacional.
Es práctica común en general de todos los ejecutivos, proteger su tiempo y evitar distracciones o actividades improductivas, estableciendo barreras y realizando actividades que les permitan lidiar con el estrés de una forma equilibrada y sin perder de vista los resultados u objetivos.
Cada uno debe adaptar las técnicas o herramientas disponibles a sus propias necesidades y a su situación personal, pero sin duda se deben tomar medidas en cuanto a la gestión del tiempo y a la productividad del día a día porque de lo contrario, cada día o cada cambio se pueden convertir en un caos con el que luego va a ser realmente difícil poder lidiar.