Los líderes ocupados no son siempre conscientes de que deben establecer plazos realistas en las planificaciones, porque de lo contrario todas las estrategias empleadas en la gestión y optimización del tiempo no habrán tenido ninguna utilidad real y práctica.
Siempre debes definir expectativas alcanzables para ti mismo y para tus equipos. Esto se traducirá de una forma directa en la reducción del estrés asociado con las fechas límite poco realistas, y de forma indirecta, en una mejora anímica y en una mayor capacidad de planificación a largo plazo.
Es de suma importancia poder mantener un equilibrio saludable entre la productividad y el bienestar, así como también garantizar la calidad del trabajo realizado, y todo ello está relacionado con una buena planificación de plazos.
Un conjunto bien organizado de plazos realistas también ayuda a evitar la procrastinación y el agotamiento. Cuando se dispone de un marco de tiempo razonable para completar tareas, se evita la sensación de abrumo y uno puede mantenerse enfocado en sus objetivos.
Esto en realidad permite trabajar de manera más eficiente, maximizando nuestras capacidades y posibilidades de alcanzar metas importantes, y con la debida confianza en alcanzarlas en tiempo y forma, lo cual aumenta también la sensación de logro y la satisfacción personal al alcanzarlas, ya que lo contrario es una permanente fuente de frustraciones, y podríamos decir que es anti económico, sobre todo cuando hay que mantener un equilibrio entre la productividad y la calidad.