Las aplicaciones de cashback son una excelente herramienta para ahorrar algo de dinero en tus compras diarias. No es que vaya a ser mucho, pero todo cuenta, y además, en el caso de las compras, este ahorro suele ser acumulativo y puedes revertirlo en la adquisición futura de otros productos.
En general éstas aplicaciones te permiten obtener reembolsos en efectivo por compras realizadas en una variedad de tiendas y comercios. A menudo estas aplicaciones forman parte de programas de fidelización de los establecimientos, o pueden ser una característica añadida de tus tarjetas bancarias.
Al utilizar estas apps, puedes acumular dinero extra que puede ser acumulado, reinvertido o incluso en algunos casos, sobre todo en aquellos programas que proactivamente de devuelven una parte porcentual del dinero gastado mediante su programa, ese extra puede ser ahorrado.
Puedes buscar información sobre cuáles son los programas de cashback más ventajosos o que mejor se adaptan a tu estilo de vida, descargar dichas aplicaciones, y registrarte en una o varias aplicaciones de cashback en tu dispositivo móvil. Algunas de las más populares incluyen Rakuten, Honey y Swagbucks. Estas aplicaciones suelen ofrecer promociones especiales y bonos de bienvenida, lo que te permite maximizar tus ahorros desde el principio, y si le vas viendo brillo al metal, te animarás a usarlas.
Realmente estas aplicaciones de cashback están pensadas para que su uso sea realmente sencillo. De hecho consiste en realizar tus compras a través de los enlaces proporcionados por la app o subir tus recibos de compra, mostrar una tarjeta o un código, o directamente usar el medio de pago que te proporcionan, para que dicha compra entre a ser contabilizada en el programa.
Cuando esto ocurre, recibes o acumulas el porcentaje de reembolso correspondiente. Con el tiempo, los ahorros se acumulan y pueden ser transferidos a tu cuenta bancaria o utilizados como crédito para futuras compras. Esta estrategia te ayuda a ahorrar dinero, y también hace que cada compra sea más gratificante, porque es como si pudieras usar el mismo dinero dos veces.